¿Qué es el Coaching?

En los últimos años, el término coaching –palabra anglosajona que se refiere a un proceso de entrenamiento-, se ha vuelto muy popular en los negocios, en distintos sectores industriales, incluso en redes sociales. Universidades de prestigio, institutos particulares y consultores especializados, entre otros, ofrecen cursos, diplomados y asesorías en la materia. Pero ¿Qué es el coaching en realidad? ¿Para qué sirve?

Como su nombre sugiere, el Coaching surgió en el medio deportivo durante la segunda mitad del siglo XX como un conjunto de actividades dirigidas a promover un cambio positivo y valioso en la vida,  carrera y resultados de un atleta de alto rendimiento. Los logros  y objetivos demostrables, que ésta disciplina brindaba a quien la empleaba lo volvió una práctica popular, contratar a una persona especializada: un coach, con la intención de mejorar los resultados en distintas áreas de la vida y el desempeño de las personas así como también de las organizaciones.  

El coaching es un conjunto de actividades que se desarrollan entre un coach (la persona que dirige el proceso) y un coachee (quien utiliza los servicios del coach) para lograr un cambio consciente, notable, medible y duradero en el desempeño y las condiciones del coachee, generalmente en el terreno profesional, personal y de relaciones, mejor aún mantiene un enfoque integral. Entre las actividades a desarrollar en el proceso destacan la fijación de objetivos, la identificación de valores y el diseño de las actividades necesarias para el logro de dichos objetivos.

Al contrario de lo que mucha gente piensa y asume, un coach no es un terapeuta, ni un consejero, tampoco una profesional que emita juicios, diagnósticos o que tenga una injerencia real sobre los objetivos, intereses, valores y actividades de su coachee. Su valor real radica en apoyar al coachee a que él mismo defina las variables y los elementos que entran en juego en este proceso, todos relacionados directamente con el contexto, las actividades y los intereses del coachee.

Con la intención de lograr el cambio deseado, el coaching se estructura en varias etapas, con diversas actividades entre el coach y su coachee, las cuales se describen a continuación:

Definición de objetivos: “Lo que no se puede medir, no se puede mejorar” y esto es especialmente cierto en el proceso de coaching. La definición de objetivos consiste en identificar y plantear aquello que queremos lograr en la vida.

Identificación de valores: Gran parte del éxito o fracaso de un proceso de coaching descansa en esta etapa. La identificación de valores consiste en indagar e identificar cuáles son los procesos internos de estímulo y respuesta. Entendidos éstos como las motivaciones que impulsan el comportamiento y las actitudes de las personas, que ayudan a identificar si alguien está orientado y motivado por los resultados económicos, por el reconocimiento, por la estabilidad, por la innovación, por la seguridad o por las relaciones humanas, entre otras. Es fundamental que una vez identificadas las tendencias de motivación y valores el el coachee desarrolle la habilidad de invertirlas al tomar acción.

Diseño de actividades: Una vez que se identifican los objetivos y los valores del coachee, el coach debe apoyará para diseñar y establecer las actividades necesarias para lograr dichos objetivos. Estas actividades pueden ir desde el cambio de algún hábito que obstaculiza la realización de una tarea, hasta algo tan formal y estructurado como tomar capacitación en cierta materia. Las tareas establecidas en esta etapa serán relevantes en el ámbito profesional y la jerarquía organizacional del coachee.

Fijación de tiempos: Las actividades a desarrollar para el logro de los objetivos establecidos deben estar sujetas a un periodo que resultará congruente y desafiante, incluso vigorizante, en función de su formación, experiencia, conocimiento técnico y las características propias de su área funcional, entre otras.

Medición de resultados y retroalimentación: El coach y coachee comparan el desempeño obtenido por las actividades una vez que el tiempo estipulado para su logro ha terminado, y el objetivo inicial definido.

Las actividades propias de un proceso de Coaching pueden aplicarse e implantarse en prácticamente cualquier persona y en cualquier área, dependerá de las condiciones, el entorno, los objetivos del coachee y del nivel de competencia del Coach. El Coaching es sin duda, una herramienta que bien aplicada puede proporcionar grandes beneficios a corto, mediano  y largo plazo.

Respecto a su nivel de competencia la mayor virtud del coach está en que nunca deberá aconsejar o juzgar los objetivos, los valores, las actividades o los tiempos; él sólo es un espectador que, con base en la información recabada a través del diálogo, ayuda a que sea él mismo coachee quien establezca los objetivos, exprese sus valores, proponga sus actividades, fije los tiempos para lograr el cambio deseado y establezca los criterios de medición de éxito de las actividades desarrolladas: arma todo el escenario del antes, durante y después.

Finalmente, concluimos que la principal habilidad de un coach es realizar las preguntas adecuadas para que sean los mismos coachees quienes propongan las condiciones necesarias para andar su propio camino y seguir su evolución personal y profesional.